La semana que recientemente terminó concentró su atención global en la elección presidencial de los Estados Unidos, considerada una de las más polarizadas en sus casi 240 años como nación libre. Tras un conteo lento luego de la jornada del martes, el demócrata Joe Biden (reconfirmó la prensa asociada), dirigirá sus destinos a partir del 21 de enero de 2021.
Mientras el mundo se acomoda para el relevo de Donald Trump, muchos temas dentro de la agenda aparecen por resolver para el político oriundo de Scranton, Pennsylvania. La principal, en cuestión interna, será una reconciliación luego de una campaña marcada por el divisionismo entre su propia sociedad.
De ahí, vendrá las políticas públicas para afrontar la pandemia por el covid-19, la reactivación de la economía sobre todo en sectores que ha sido complicado reanudar operaciones y recuperar la presencia en la OMS como en los tratados para proteger el medio ambiente, ampliamente expuesto por quien fuera vicepresidente durante la administración de Barack Obama.
Pero en lo concerniente a México y Tamaulipas, está la migración. Recordemos que entre 2008 y 2016, el binomio Obama-Biden alcanzó la (nada agradable) cifra histórica de 3.2 millones de deportados, superando a su antecesor George Walker Bush, aunado al incremento de infraestructura en los centros de concentración. Al asunto se le agrega mayor incertidumbre cuando en su campaña, si bien plantea inversión en programas de apoyo comunitario e inclusión para personas migrantes, más proyectos de desarrollo regional con México y los países centroamericanos, no es suficiente cuando de “seguir cazando a indocumentados” se trata.
Ante todo esto, donde el sector privado en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo batalla para concentrar tanta gente cuyo sueño americano se trunca, hay un razonamiento válido: si en ocho años esa promesa no la cumplió ni Obama, ¿por qué debemos creerle a Biden? Basados en este contexto, son más las dudas que soluciones puestas en la mesa.
Por lo pronto y, con lo dicho por un sector de políticos tamaulipecos, espero con el nuevo presidente americano mejore el servicio de agua potable de la Comapa o ya reciban su ayuda los beneficiarios de Bienestar Social. _