Hoy entendemos que lo imposible o inimaginable sí pasa y que sí llueve sobre mojado”, me dijo Armando Herrera, vicepresidente de Insurance & Lending de American Express México.
Pérdida de empleo, enfermedad, hospitalización, muerte, deudas, préstamos, tarjetazos son eventualidades que nos hacen vulnerables. Para enfrentar/evitar/reparar/manejar estas eventualidades que generan incertidumbre o crisis hay dos mecanismos: los seguros y el ahorro.
“Sí hay una mayor consciencia de cómo me puedo proteger”, me dijo Armando, una buena noticia para un país cuya cobertura de seguros es de 2.4 por ciento del PIB (el promedio de la OCDE es de 8 por ciento).
Pasar de la consciencia a una estrategia de prevención, como todo proceso financiero, implica conocer nuestro perfil y nuestros riesgos. No somos como el vecino y copiar su plan de previsión será un error.
Armando me compartió una ruta:
1. Identifica en qué etapa de vida estás tú y las personas a las que quieres proteger. Analiza también la “etapa de patrimonio para saber qué metas quieres alcanzar, sin que se descarrilen por una eventualidad”, me dijo.
2. Para encontrar el balance entre lo que se invierte en seguros y lo que cubren, haz este ejercicio: con un presupuesto de gastos detallado y conociendo tus riesgos, divide la inversión de protección a un monto diario y revísalo como porcentaje de tu gasto. Esa es la inversión para poder dormir tranquilo. Piensa en esto: además de los 400 mil pesos para una hospitalización de tres noches por covid-19, ¿qué otras consecuencias vienen con esa eventualidad?, ¿cómo puedes mitigarlas? “Cuando ves lo que aportas diario a esa protección, contra lo que implica, te das cuenta de que es poco”, me dijo Armando.
3. Haz todas las preguntas sobre el producto para no tener dudas y dedica 40 minutos a leer la póliza, sobre todo la lista de exclusiones. “Entiende qué no cubre tu seguro y encuentra dónde guardarlo para cuando lo necesites”.
Esta última palabra, “necesites”, es crucial. Es un malentendido que los seguros no son para usarse. “Son para cuando esa eventualidad llegue. Tenemos una expectativa de vida de 80 años, pensar que en ese tiempo no pasará nada es negar la realidad”, me dijo Armando, y añadió: “Quien piense que no le sucederá nada es más vulnerable que el resto”.
Para usar los seguros, no solo en las grandes eventualidades, estos ofrecen asistencias. En American Express dependen del producto, pero van desde consultas médicas en casa, envío de una enfermera a domicilio, ciertos estudios o ayuda con accidentes eléctricos, de plomería o cerrajería. Su promesa es que puedes contratar en línea y en 10 minutos.
Ya comprobamos, como dice Armando, que sí llueve sobre mojado, y ser financieramente resilientes es imperativo. ¿Cuánto más aplazaremos la estrategia?
@vivircomoreina