Nuestro tiempo es demasiado difícil para no pedir lo imposible. “Tenemos confianza en ti [adultos que tienen las riendas de la economía y los negocios], y por eso te pedimos mucho. Pero si pidiéramos menos, no pediríamos lo suficiente”. Con esta declaración y 12 peticiones, jóvenes economistas, empresarios, creadores de cambio concluyeron los trabajos del encuentro La Economía de Francisco, realizado del 19 al 21 de noviembre pasados en Asís, Italia.
Los trabajos de más de mil 500 participantes de los cinco continentes, enlazados en línea (streaming) a través de diversas actividades, conferencias, diálogos, maratones, oraciones, cantos, performance, piezas teatrales como “El regreso de El Principito” de P. Gasteshill y S. Finch, comenzaban a las 7:00 horas tiempo de México y concluían cuatro horas después, con traducción simultánea en inglés, italiano, español, portugués y francés.
Muy participativas las conferencias, interactivas, punzantes, como la de Leonardo Boof y Kate Raworth, pero más interesantes las experiencias y prácticas que desde lo local realizan jóvenes, incluso niñas y niños por el medio ambiente, en promover el autoconsumo, los microcréditos para el desarrollo comunitario y familiar, los modelos de transporte, el diseño de ciudades sustentables e inclusivas. Todo ello se puede “recuperar” y compartir desde el sitio https://francescoeconomy.org.
La declaración final del encuentro, pacto de las y los jóvenes, tiene su médula en peticiones dificiles y utópicas, reconocen, pero que sobre ellas insistirán, pues hoy parecen imposibles, pero mañana lo serán menos, cómo crear nuevas instituciones financieras y reformar las actuales, abolir los paraísos fiscales, constituir comités de ética independientes con atribución de veto a empresas y bancos que atenten contra el medio ambiente e impacten a los más pobres, ya no practicar el arte de la guerra, entre otras.
Mientras los gobernantes de los 20 países con “economías más fuertes” del mundo se reunían de manera virtual, atrapados en sus coyunturas de ombligo para volver a su “normalidad”, como antes (la que nos tiene como estamos), en Asís, jóvenes comenzaron la construcción de un presente y futuro distinto, incluyente, igualitario, y en armonía con el medio ambiente. “Nos estamos recuperando”, dirían los primeros; “así no”, dirían en Asís.
Twitter: @jrubenalonsog