Si bien Maradona fue uno de los astros más brillantes en las canchas de fútbol, su lado político era también conocido con esa mente revolucionaria que decía todo y no callaba nada. Cuando se convirtió en estrella del fútbol mundial, tuvo más legitimidad para expresar sus opiniones y sus polémicas críticas, que fueron desde decirle asesino al expresidente estadounidense George Bush, a expresar su apoyo a la lucha de minorías o movimientos sociales y hasta cazar una batalla contra la Iglesia.
Con tatuajes del Che Guevara y Fidel Castro, el argentino siempre tuvo aprecio por los gobiernos socialistas de izquierda a quienes defendió en diversas ocasiones, incluso cultivando amistades con diferentes líderes de gobiernos a lo largo y ancho del planeta.
Maradona nunca escondió su simpatía por personajes como Fidel Castro. Pero tuvo otras amistades que marcaron su vida política. Esa devoción que expresaba por Fidel o por el Che, también la expresó por el expresidente de Venezuela, el fallecido Hugo Chávez. Fue tan cercana su relación con el ‘chavismo’, que en el 2013 cuando estuvo visitando los restos de Chávez, se explayó en elogios póstumos hacia él.
La cercanía con Fidel Castro también le permitió visitar la isla en varias ocasiones, incluso viviendo por largos periodos de tiempo en lo que se rehabilitaba de sus adicciones contra las que estuvo batallando toda la vida.
La politización de “el Diego” se explica por su origen argentino y las opiniones que comúnmente se expresan en un país como lo es la argentina. También por sus orígenes humildes desde los que escaló para convertirse en algún momento en la figura más representativa de su país con una voz y opiniones propias respecto a la igualdad social e injusticias contra minorías.
