Hay personas que miden sus logros a partir de la consideración que les tienen los demás, se sienten bien si les expresan reconocimiento.
Estas personas para llegar a quererse a sí mismas necesitan que la gente que les rodea, les apruebe.
La persona adicta a la aprobación medirá su autoestima en función de lo que los demás dicen o piensan de ella.
Todos necesitamos de aprobación y reconocimiento, es parte de la motivación e intenciones al hacer lo que hacemos en el trabajo, la escuela, las relaciones familiares, etc.
Es la referencia externa respecto a mi actuación.
Mientras sea eso, una referencia, entonces ese reconocimiento y aprobación son necesarios para funcionar adecuadamente.
El problema estriba en que muchas personas sufren porque no siempre agradan a los que les rodean y, continuamente, están atentos al entorno y eso comporta una cantidad de energía y estrés adicional a la vida diaria.
La autoestima se construye a partir de criterios propios, en lugar de hacerlo a partir de los comentarios, opiniones, críticas y actitudes de los demás.
La persona que sufre esa dependencia exagerada hacia los demás para construir su propia autoimagen se comporta como si fuera un espejo sin imagen propia.
Se halla bajo las redes de un juego cuyas reglas son ilógicas.
“Sólo uno mismo se conoce bien así mismo” y, la opinión de otros es solo un referente; habrá que sacar las propias armas internas de autoconfianza para contrarrestar la negatividad producida por la crítica o la sobre valoración de la alabanza.
Pensar que los demás tienen derecho a juzgarnos es un equívoco. Nadie tiene derecho a hacerlo.
Somos nosotros mismos los que nos juzgamos cuando aceptamos los comentarios sobre nuestra persona.
La persona que necesita la aprobación de los demás cree erróneamente que si se equivoca, si una acción suya merece ser desaprobada entonces su ser, su valor como persona queda manchado por esa falta. Esta creencia es irracional.
Por tanto si nos critican una conducta sólo critican eso, sin poner en entredicho el valor como ser humano que somos.
Cuando uno mismo se acepta y cree en sus posibilidades y recursos la vida es más funcional, el amor y la aceptación hacen que cada persona saque lo mejor que lleva dentro.
Encontrarlo fuera, en una pareja, amistad, familia, impulsar positivamente, pero no lo es todo.