Y aquí estamos otra vez. Hablando de lo mismo. Un loop interminable y honestamente a estas alturas en que creía que el 2020 sería un parte aguas contra el racimo, debo confesar que se me agotan las ideas. Concretamente, ¿qué más podemos hacer para erradicar la discriminación e injusticias sociales en el deporte? En serio, me gustaría que me compartieran sus ideas. En este espacio he reflexionado sobre la responsabilidad que me parece tenemos los medios en este ámbito, cubrir las notas al respecto, darle los debidos reflectores, cuidar el lenguaje, crear conciencia y educar. Una lucha constante que además debe combatirse desde distintos frentes. Sin embargo, podemos concluir hoy por hoy y tras décadas de denuncias, que los órganos rectores del futbol no han hecho lo suficiente. Las medidas han sido a medias. Por más campañas contra el racismo y sanciones económicas o vetos a estadios que hayan decretado, los casos abundan en el futbol europeo y mundial, pero ni en Italia, España o Alemania se habían suspendido encuentros. Ya no es suficiente y de ahí que la decisión de los jugadores del PSG y Estambul de abandonar su duelo de Champions League no fuera una de valientes, si no solo consecuencia de un hartazgo acompañado de obligación ¿Por qué trascendió y es tan importante esta reacción en particular por parte de los jugadores? Porque es inédita. Hablamos de la más importante competencia a nivel de clubes y los reflectores que adquiere el caso hacen que se pueda tratar de un punto de inflexión. En un año marcado por el racismo y donde se ha podido observar el poder de la solidaridad en distintos deportes y atletas y donde destacan los muchos gestos como el hincarse y el puño en alto, no deja de ser una realidad que dentro del futbol los propios árbitros sean los que le llamen negro a un miembro de un equipo o que futbolistas, como sucedió en Portugal con Moussa Marega, busquen abandonar en lágrimas el campo a medio partido por tantos insultos. Ante todo esto por supuesto que habrá que esperar la investigación a fondo de la UEFA y una sanción ejemplar ya que hablamos de que sus propios empleados no pusieron el ejemplo. El otro caso más sonado este año fue el de Neymar que denunció insultos racistas tras un duelo entre el PSG y el Marsella, pero no hubo sanción por parte de la Ligue 1. Como dijo Thuchel, técnico del PSG, hay cosas más importantes que el futbol y el deporte, y la lucha contra el racismo es solo una de ellas.