De un tiempo reciente, el término Whitexicans ha tomado importancia en redes sociales por aquellos que acusan sentirse discriminados por tener un tono de piel blanco, o ciertos privilegios.
En el libro El color del privilegio. El racismo cotidiano en México (Editorial Planeta) el periodista Hernán Gómez Bruera y su equipo de trabajo documentan cómo la discriminación está presente en el día a día de los mexicanos.
Incluso Monterrey tiene diversas menciones acerca de cómo se vive la discriminación hacia los grupos indígenas y migrantes, tema del cual se habla en esta entrevista que MILENIO Monterrey le hace al autor.
¿Por qué sigue molestando hablar sobre racismo y discriminación?
Pues porque hemos vivido en la negación, porque nos confronta con mucho de lo que somos. La verdad, no alcanzo a entender en toda su dimensión el por qué genera tanta molestia. Es como dice el refrán que «lo que te choca te checa», creo que si no fuera relevante la gente no se molestaría, pero les molesta porque saben que hay mucho de cierto.
Incluso, las personas que estamos en una situación de privilegio nos digan que lo que tenemos en la vida no necesariamente lo tenemos porque lo merezcamos, por nuestro esfuerzo o talento, sino por los privilegios de cuna.
Leíamos la declaración de un cineasta que se sentía discriminado por el término Whitexican, ¿Cómo es que ha tomado mayor importancia la palabra?
Es un tema que se aborda en el libro, en donde explico qué es el racismo y de qué hablamos cuando hablamos de racismo. Y un equívoco es pensar que existe el racismo inverso, en el caso en México cuando se habla de racismo de los morenos a los blancos, de los indígenas a los mestizos. No digo que no existan rechazos o prejuicios raciales hacia las personas de arriba, pero el racismo como regla es una relación de poder que se ha establecido por el paso de la Historia. No es que hoy el blanco sea discriminado, mañana el moreno, no sistemáticamente los de tono de piel más oscura, las personas indígenas o afrodescendiente son las discriminados.
Es bastante ridículo que un blanco se sienta discriminado.
Abordas ejemplos como la pre campaña presidencial de Marichuy (María de Jesús Patricio) y de Andrés Manuel López Obrador. Más allá de coincidir o no, ¿Hay una crítica al presidente por su edad y su origen?
Hay muchas formas de discriminación juntas, que lo denomino como la «Pejefobia» que es una mezcla de racismo, clasismo, edadismo por la edad, donde se junta un rechazo por su manera de hablar, que tiene un origen más o menos humilde, que no estudió en el extranjero. Como no es el típico político que llega a altos puestos de poder, es el rechazo que una persona así de pronto ose a gobernarnos «¡qué insolente!, ¿cómo se atreve?».
Hay un rechazo de las élites, no todas, a López Obrador por esto.
¿Qué decirle a una ciudad como Monterrey, con una alta migración pero que año con año destaca por su discriminación?
Estuve en Monterrey haciendo este libro, un poco para documentar ese racismo que se vive allá. Monterrey, y Nuevo León, es una sociedad muy racista, al entrevistar a la antropóloga Séverine Durin me contaba cómo es como «de alcurnia» tener a una trabajadora del hogar que sea indígena, incluso algunas amas de casa en Monterrey prefieren a una indígena porque creen que trabaja mejor, que está para servir y va aceptar cualquier trabajo en cualquier condición.
El racismo que existe hacia las personas indígenas y migrantes es muy fuerte.
