El Volveremos es la cantina del barrio, es una cantina… cantina donde solo se sirve derecho, no existen las sodas, ni los clamatos, menos las micheladas. El local es un espacio tradicional, del siglo pasado donde confluyen los parroquianos a beber por diferentes razones.
En una de las esquinas apartados del bullicio generalizado, lejos de la Rockola coinciden todos los viernes el Chalupín, el Chipis y Talancón. Grandes personajes del barrio. Chalupín fue un gran bailarín siempre vestido de manera llamativa; Chipis fue un medio de contención que se adelantó a los tiempos y Talancón era el filósofo de El Retiro.
Mientras consumen su botella de tequila blanco y entre bocanada y bocanada los temas de platica son variados. En esta ocasión el Talachas, les cuenta la historia de Pepe el Gallito, un chavo de la calle Alejandrina que intentó ser boxeador: “Al Gallito le encantaban los madrazos. Era de los primeros en entrarle cuando los pleitos de cuadra contra cuadra o cuando se armaban las broncas en los partidos de futbol.
En alguna ocasión el Cadenero, un ex boxeador, le dijo que tenía facultades para buscar fortuna en el ring. Pepe era un tipo chaparrón, de pelo rizo, brazos anchos, pecho prominente, piernas robustas. Desde la primaria era bravo, No se dejaba de nadie. Recuerdo que alguna vez un profesor le llamó la atención y le jaló las orejas. Gallito lo miró y de su abultado pecho salió un “chingue a su madre”. Obvio, lo corrieron de la escuela del Zalate.
El Cadenero no cesaba en su esfuerzo por meterlo a entrenar y por supuesto representarlo. Pepe aceptó. Tuvo su primera pelea en la Arena Jalisco de cuatro asaltos. Ganó en el segundo por nocaut. Llamó la atención por su fuerte pegada. Disputó el campeonato estatal, pero lo perdió por decisión. Un día, sentado en la banqueta, le llegó la noticia de que tenía pelea en la Arena Coliseo frente al boxeador que le había ganado el título estatal. Se preparó como nunca. Tenía todo para cobrar venganza. Llegó el día. Cuando salieron de los vestidores lo vi sumamente raro. Distraído, con una mirada sin rumbo.
Suena la campana. Pepe esquiva, uno, dos envíos, pero en el tercero le conectan un letal gancho al hígado. Cayó. Fue un nocaut efectivo. ¿Qué pasó? No era el Gallito de siempre. Lo hospitalizaron. Finalmente se recuperó, pero sin sus funciones motrices. ¿Qué pasó? Con el tiempo, el Cadenero nos confío que una noche antes se había puesto una tremenda parranda con drogas, alcohol y mujeres. Con el boxeo no se juega, concluyó el Cadenas.