En septiembre pasado inició el proceso electoral que votaremos el domingo 6 de junio de 2021.
Parte del costumbrismo mexicano, esas elecciones traen obsesionada a la desclasada “clase política”.
Morena, que en 2018 arrasó por el efecto -innegable—del lopezobradorismo, estará a prueba.
Contaminado por lo que sucede en la totalidad de los partidos políticos, y ser también parte del caduco sistema, Morena no ha tenido empacho en permitir el ingreso a sus filas de ex militantes, principalmente del PRI, personajes poco ejemplares de trabajo y decencia.
Lo que logró Morena (AMLO) en 2018 será difícil, así, que lo repita en 2021, el escenario cambió.
Más allá de que las diarias críticas mediáticas, no han prosperado del todo contra la 4T, al interior del morenismo hay prácticas que lo minando y restan fuerza.
En Coahuila no es la excepción, se nota la psicopatía por figurar, por ser candidato(a).
El PRI, que sigue nadando en la mar de corrupción por los abusos de quienes gobernaban desde Los Pinos y hoy lo hacen en municipios, gubernaturas y legislaturas, patalea y trae la fijación de recuperar posiciones a costa de lo que sea y como sea, como sucedió en octubre pasado.
Y del PAN, ya nada sorprende. De hecho, junto con el PRI recién pactaron ir juntos en 150 de los cargos en disputa el año entrante. Es decir, ha quedado debidamente formalizado el prianismo.
Observaremos a favor de quién finalmente cargarán los dados por la alcaldía de Torreón desde el Palacio de Gobierno.
Ha sido notorio cómo el gobernador Riquelme apapacha a Román Alberto Cepeda (PRI) y a Marcelo Torres Cofiño (PAN). Los dos de origen, cuna y formación similar, respaldados por el mandatario y arropados por los medios de comunicación.
“Son de mediano voltaje”, me dicen académicos y colegas laguneros.
Eso sí, su estrategia de marketing se ha anticipado ya a las campañas oficiales.
Vaticinio: las de 2021, por la pandémica realidad, serán votaciones con aspirantes -de todos los partidos— ajenos a convicciones político-ideológicas y a idealismos.
El arte y la esencia de la política permanecen extraviadas.