La autorización y puesta en marcha de una vacuna contra el covid19, es sin duda alguna, la gran noticia que ha dado la vuelta al mundo y que supone, al fin, una puerta de salida para que la humanidad pueda pensar en derrotar a este temible virus.
Además de la vacuna autorizada de Pfizer, sabemos de la existencia de una vacuna rusa, otra china, otra hindú y que al menos otras cuatro más vendrán de empresas occidentales como AstraZeneca, Moderna, Sanofi, Johnson y Johnson.
De todas estas vacunas al parecer la única que implica un proceso de transportación sin precedentes es precisamente la vacuna de Pfizer, la cual exige para su resguardo un contenedor que pueda almacenarla a una temperatura de -80 grados centígrados.
¿Cuántos contenedores de esa naturaleza existen en nuestro país?, no lo sabemos.
Por poner un ejemplo: Estados Unidos ha anunciado la existencia de solo 10 hospitales con esa capacidad de refrigeración en todo su territorio, desconozco como estará México al respecto.
Pero olvidando todo lo anterior, lo que supondría una excelente noticia para todo nuestro país, ha resultado en una polémica sobre cómo se distribuirá la vacuna.
El gobierno federal ha anunciado su plan de vacunación y ha centralizado su estrategia de distribución. Sin embargo, debe de apoyarse en los gobiernos estatales, ya que no solo es vital la cantidad de personas que deben vacunarse, sino también la rapidez con la que esto pueda hacerse.
Esta es una campaña de inmunización sin precedentes y las instituciones públicas de salud han demostrado que han sido rebasadas por esta pandemia.
Lejos están las cifras que día a día se hacen públicas en donde seguimos vitoreando las famosas camas vacías, la realidad está en las cifras, de acuerdo a un estudio del investigador de la UNAM, Héctor Hernández Bringas, México concentra el 1.6% de la población mundial, pero cuando hablamos de mortalidad por Covid19, el 7% total de las muertes en el mundo están en nuestro país, y eso que solo se cuenta la cifra oficial del propio gobierno.
Otra estadística aterradora es que el ser atendido en el IMSS o el ISSSTE, puede incrementar el riesgo de morir por este padecimiento hasta en un 380 %, ahora entendemos la situación de las camas vacías.
La sociedad prefiere enfrentar el virus en su casa y la estadística les da la razón.
Tampoco es el momento de utilizar esta vacuna con fines electorales, como algunos mencionan, ni tampoco es momento de dividir al país impidiendo que los gobiernos estatales adquieran también vacunas para su población.
Es momento de diseñar una estrategia de apoyo, donde todos los actores implicados puedan sumar esfuerzos y hacer efectiva esta titánica labor de vacunar a la mayor cantidad de gente, en el menor tiempo posible.
Esperemos que la vacuna sea motivo de esperanza y no causa de confrontación.