La pandemia crece sin control en varias regiones de México. Desde hace cinco meses diversos especialistas independientes advirtieron que con el frío se vendría un peligroso repunte y había que tomar medidas.
Pese a estos los llamados de alerta el subsecretario Hugo López Gatell no solo hablaba de que lo peor ya había pasado –por ello nos pasó a la Nueva Normalidad-, sino que hasta se iban a dar la desconversión de hospitales covid.
Otra: A pesar de que desde hace mes y medio los especialistas no atados a la nómina alertaron de que se estaban disparando los contagios en el Valle de México y de que la OMS pidió a México asumir con seriedad la pandemia, otra vez hubo oídos sordos y siguió el triunfalismo con los “otros datos”.
La declaratoria del Semáforo Rojo para la Ciudad de México y EdoMex debió hacerse cuando menos tres semanas atrás. La única contención que hizo López Gatell fue la de retrasar el cambio de naranja a rojo con las funestas consecuencias que están sufriendo en la capital.
No se debe permitir esto ni un día más.
El contagio y la vida de miles de personas no pueden depender de los caprichos de López Gatell ni de su jefe que hasta hace unos días era un abierto opositor del cubrebocas.
No se debe jugar más. La Constitución lo prevé desde hace décadas en su artículo 73, así como la Ley General de Salud y el reglamento correspondiente: ante epidemias se debe convocar al Consejo de Salubridad General.
Por ley las autoridades sanitarias son, en este orden, el Presidente de la República, el Consejo de Salubridad General y después la Secretaría de Salud y por últimos los estados. ¿Entonces?
Esta figura tiene facultades para declarar medidas de todo tipo según la magnitud del problema y aunque depende directamente del Presidente de la República lo pueden integrar científicos INDEPENDIENTES que dirigen gremios médicos así como representantes de las entidades federativas.
¿Por qué no lo convocan para que opere con las facultades que la Constitución y la Ley General le otorgan? ¿Será que el presidente teme ser el responsable directo de la política sanitaria y prefiere escudarse en la estructura de la Secretaría de Salud? ¿O prefiere tener el control a través de funcionarios pusilánimes, serviles y a modo porque piensa que con el Consejo cedería su poder con especialistas que operarían fuera de sus creencias?
¿Qué espera el presidente para cumplir con lo que le obliga la ley?
Presidente: convoque al Consejo de Salubridad General y déjelo operar. No cargue con más vidas por irresponsabilidad y desacato a la ley.