Este enemigo silencioso, sin rostro e impredecible, ha tocado a un millón trescientas mil familias mexicanas, así como ha cobrado la vida de más 116 mil personas.
En los números, ya perdimos la capacidad de asombro, de hecho y lo sostengo con la más absoluta responsabilidad, para muchos mexicanos, “vale madre” el covid y sus efectos.
Esa seguridad que a muchos mexicanos les otorga la ignorancia, es parte medular de que la cadena de contagios incremente. Mientras tanto el personal de salud civil y militar, siguen al pie de una realidad que no parece tener fin y con ello, el cansancio, el deterioro físico, mental y moral de todos quienes desde la trinchera de la salud, están ahí.
En fin.
Todo se ha analizado, sugerido, amenazado o bien informado sobre el covid, pero nada ha sido suficiente. Muchos mexicanos han sido terriblemente irresponsables y sus efectos, ahí están.
A partir de hoy, nuevamente el Valle de México, entra a semáforo rojo y con ello, a no llevarse a cabo actividades no esenciales, a mantenerse en casa y de tener la necesidad de salir, entonces, usar cubrebocas y mantener la sana distancia, es decir, todo lo que se ha pedido desde marzo de este año.
Desde hace un mes he estado con una neumonía severa por covid. Ahondar en lo terrible que ha sido esto para mí y mi familia, está demás, ya que a diferencia de otras y otros, el peligro para mí ya pasó y en este momento me encuentro exagerando precauciones para que el médico militar, retirado, el neumólogo Juan Carlos Chagoya Bello, me dé alta definitivamente.
Aprovecho este espacio para agradecerle infinitamente al doctor Chagoya por no solamente sacarme adelante a mí, sino también a mi hermano, quien semanas antes enfermó de lo mismo y con la misma gravedad.
Le agradezco mucho también al doctor José Luis Ibarrola Calleja, así como al doctor Camilo Salazar Torres por acompañarme y estar pendientes.
Gracias Alfredo, León y Adolfo.
Está demás, describir el miedo o bien lo mal que se siente uno con este maldito virus, ya que tengo el amor y la atención de mi esposa, mis hijos, mi madre y mis hermanos, así como la de mis suegros y de muchos amigos que han estado pendiente de mi salud y evolución. Tristemente, mucha gente se ha enfermado y ha estado sola; otros tantos han muerto, solos.
Tristemente, mucha gente, no tiene los medios para poder salir adelante y ello, los lleva a ser las verdaderas víctimas de esta enfermedad.
Tristemente, en muchos está la solución, aunque esta, no sea creíble. Muchos cercanos quienes han estado en mi situación o peor de la que yo me encontré saben de qué hablo.
¡De algo nos tenemos que morir! ¡Son inventos del gobierno! ¡A mí no me da esa chingadera! Cuántas de estas frases se escuchan en cada colonia, en cada barrio, en cada población.
Insisto, se escuchan desde la seguridad que les otorga la ignorancia.
La ignorancia de creer que el barrio también te protege del covid o en otra realidad, que te protege el código postal de la zona residencial.
Mi reconocimiento a todo el personal de salud, civil, militar y naval por su heroísmo, compromiso y sacrificio.
Mi solidaridad con quienes se encuentran enfermos de covid.
Mi agradecimiento con tantos.
¡Fibra, valientes! .
@elibarrola