En diversos lugares del estado se acusó de fraude electoral, se dijo que hubo coacción para el voto, que fueron comprados, que se amenazó, que se embarazaron las urnas, que se generó un discurso de odio hacia ciertos candidatos.
En la impartición de justicia, el que acusa debe de probar, debe de mostrar las evidencias, mismas que tendrán que ser contundentes, claras y no fabricadas, solo así (no veo otra manera), el Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo dará entrada a aquellas impugnaciones que los candidatos perdedores interpongan, de lo contrario, quedarán solo en el entredicho del chisme y de las denostaciones, cosa común en aquellos que no logran la victoria y se niegan a reconocer su derrota; repito, que si la anomalía existe entonces se debe de mostrar, no es solo llevar testigos que de voz digan que les dieron dinero, que de voz digan que los amenazaron, no es solo mostrar boletas electorales con frases escritas atacando a un partido, no, la cosa es mucho más compleja, por ello la necesidad de tener todos los datos y un equipo legal a la altura para emprenderla contra el sistema.
Con lo dicho, le deseo buena suerte a Pablo Vargas, ya que interpuso no uno, sino cuatro recursos de impugnación en las elecciones de Pachuca, y es que según sus cálculos las irregularidades presentadas fueron en más del 50% de las casillas instaladas, esto no es cosa menor querido lector, el candidato de Morena está poniendo en la mesa la existencia de un verdadero fraude electoral que llevaría a la anulación de los comicios, de proceder sería un hito en la historia de Pachuca, caso contrario, será solo una historia más para el anecdotario, veremos de qué va.
