Un decálogo bien podría tener 11 principios rectores, ya que se trata, según la Real Academia, de un “conjunto de normas o consejos que, aunque no sean diez, son básicos para el desarrollo de cualquier actividad”. Al de Clara Luz le faltaría al menos uno…
Ayer, la precandidata (ya palomeada) de Morena al gobierno estatal presentó un documento titulado “En esto creo”. Son diez convicciones que plantea como guías de su candidatura. Resultan interesantes porque delinean una visión del quehacer público en el estado, que Morena no provee tal vez por su corta edad. Es una forma de participar en su construcción.
La primera convicción es: (Creo en) La generación de oportunidades para todos: ¡que nadie se quede fuera! Junto con esa, hay otras en el decálogo que conforman una visión de equidad para Nuevo León, como La auténtica igualdad entre todas las personas.
Otro conjunto tiene que ver con la lucha anticorrupción. El segundo “mandamiento” pone énfasis en La honestidad: ¡no robar, no mentir, no traicionar! Y en esta línea va también El manejo transparente de los recursos públicos: ¡no a los compradazgos ni a la impunidad!
Las demás convicciones del decálogo giran alrededor de valores de la empresa (la innovación, el espíritu emprendedor, la cultura del esfuerzo), de la salud y la seguridad (el derecho de vivir sin miedo) y del trabajo del político (servir a los demás con acciones que mejoran sus vidas).
Lo bueno, decía, es que como decálogo es susceptible de añadiduras. Pondría, por ejemplo, la necesaria conformación de un equipo comprometido también con este impulso hacia la igualdad, la honestidad y la innovación. Me refiero no solo a su gabinete y a sus personajes más cercanos, sino, en otra medida, a quienes en la coalición morenista contienden por una silla en el Congreso local y a quienes vayan por las alcaldías más importantes. Es que el decálogo tropieza con la soledad. Así pues:
11. La necesidad de que las convicciones anteriores sean compartidas por todo el grupo que participa en el gobierno. ¿Lo logrará?