Ha llegado la época en que todos los adversarios políticos se miran con más desconfianza que nunca, al final razones les sobran tanto como al electorado, y reconocen entre la bruma una figura a la que acuden a menudo para descalificarse fingiendo ignorar que ellos son la propia reencarnación de lo que reprueban: las alianzas Frankenstein.
En la pasada elección, la facción derrotada no dejó de censurar el variopinto desfile de “aliados” que de súbito descubrieron las bondades de Andrés Manuel López Obrador, quien no puso mayores límites a la admisión si de llegar al poder se trataba, por lo que la variedad pasó de trotskistas, maoístas y estalinistas a todos esos más cualquier otro personaje dispuesto a claudicar sobre su pasado, desde la derecha confesional hasta el más rancio priismo.
Hoy, sin embargo, son los alfiles presidenciales los que fingen escandalizarse con la formación Va por México, urdida por las siglas del desprestigio (PRI, PAN, PRD) que consumaron ayer ante el INE su convenenciero arrimón en pos de enquistarse en la mayor cantidad posible de espacios del erario, al fin y al cabo vividores profesionales del presupuesto y de las múltiples oportunidades que abre el ogro filantrópico.
Ricardo Monreal, uno de los escandalizados con la versión Pacto por México 2.0, ha ido del PRI al PRD y después a Morena sin el menor sonrojo pues está sirviendo a intereses mayores, es decir, a la Patria con mayúscula, argumento idéntico al de otros hoy lopezobradoristas, que fruncen el ceño ante engrudos Frankenstein opositores, como Porfirio Muñoz Ledo, Alfonso Durazo, Esteban Moctezuma, Manuel Bartlett, Gabriela Cuevas y una larga lista camaleónica.
Las siglas que ayer oficializaron su relación ante el INE, también en nombre de los intereses superiores de la Nación con mayúscula, otrora críticos de la claudicación de la ideología, están comandadas por Alejandro Moreno, Jesús Zambrano y Marko Cortés. El primero ex gobernador de Campeche, el segundo siempre a la sombra de otro Chucho, Ortega, y el tercero heredero del desastre panista 2018, los tres lucen como víctimas propicias en seis meses. Ya habrá tiempo de hacer cuentas.
@acvilleda