A veces quisiéramos que el año que termina no hubiera existido, nos faltan muchos. Sin embargo, nos deja muchas cosas buenas y experiencias para valorar y lo mejor será pensar, como siempre, en que el siguiente será mejor, mucho mejor. Al menos son los deseos que todos nos expresamos y renovamos, aunque esta vez alcanza un nivel más significativo ya que aún persisten incertidumbres serias, graves problemas por resolver, una economía frustrante y, por otro lado, esperanzas fundadas en una vacuna salvadora y en una paulatina recuperación en todos los órdenes, la vuelta a las clases presenciales que se ven tan complicadas y muchas cuestiones más.
Empecemos por la salud de los jaliscienses, todavía amagada e incluso agravada recientemente ya que llegan a sumar más de mil los casos diarios de contagio, que sumados llegarán pronto a los 140 mil en la entidad y el número de fallecidos, ya más de cincuenta cada 24 horas, con lo que en breve lapso superarán los 6 mil. Nada sencillo de atender, menos cuando el país alcanza cifras espeluznantes de, entrando el nuevo año, alrededor de 1.4 millones los casos y 140 mil los muertos por la pandemia. Incluso aquí se teme que el manejo político que de manera evidente se da como en otras partes del mundo, pudiera demorar la vacunación masiva esperada y que, por lo que se aprecia, será más lenta y desesperante de lo previsto. Aún quedan quizá muchos meses para ver esa “luz al final del túnel” que hace cuando menos medio año un intencionadamente optimista gobierno federal pronosticó.
Y es entendible que, ante el problema, la recuperación económica sea también lenta y, con todo y que se festine el hecho, real, de un avance ubicado en torno al 3 por ciento del PÍB para el 2021, no hay que olvidar que este año la caída será finalmente del 9 por ciento, así que nada para lanzar campanas al vuelo cuando, con la diferencia entre lo perdido y lo por lograr, el rezago seguirá existiendo. Con todo, hay signos que ponen a Jalisco un poco arriba de la media nacional y es claro que aquí hay bases para pensar en que habrá más posibilidades de incrementar algo fundamental: el empleo. Esto, claro, siempre que las nuevas políticas como las de prohibir el outsourcing, no terminen por hacer peor el remedio que la enfermedad.
Pensemos que no será fácil sobrellevar los anteriores aspectos cruciales, con tantas dudas y dificultades, mientras apenas empezando el año se desatará en forma la lucha política más encarnizada de que se tenga memoria. Lo apuntan ya los ataques mutuos, sobre todo los que desde el púlpito de palacio nacional se profieren contra una alianza opositora que, si no tiene tantas posibilidades y va en contra del pueblo, como dice el presidente, entonces ¿a qué le teme? ¿por qué darle tanta relevancia? Ni duda cabe de que la lucha por mantener el poder es más importante que conseguirlo. Lo peor es que ese espíritu de división y encono se refleja ya en la misma población, se pierde por momentos la objetividad en donde solo prevalece el oprobio, las ofensas y la descalificación superflua.
En Jalisco el campo de batalla se librará para renovar o reelegir los cabildos de 125 municipios, más 20 diputaciones de mayoría locales, 18 de representación proporcional, además de las correspondientes federales. Aquí, el partido presidencial acometerá con fuerza ya que su cosecha anterior fue realmente pobre, apenas ocho alcaldías y cinco diputaciones locales, pero hay que dar por sentado que esta vez no será tan fácil la situación para el partido que gobierna el estado.
Y además de la lucha sorda en el terreno político, tendrá que cambiar la vida en muchos sentidos, incluso en aquellos que no sentimos tan próximos y a veces los consideramos ajenos. El simple cambio del gobierno en Estados Unidos, que se dará ya en el mismo enero, puede modificar cuestiones trascendentales en el rubro de la migración, quizá más favorables a los nacionales de nuestro país, aunque están por verse muchos otros temas, digamos la relación comercial que pudiera endurecer el nuevo TMEC y no ser tan generosa y significativa para México si Joe Biden decide mejorar sus vínculos con China, que retomaría buena parte de los beneficios que han recibido hasta ahora las exportaciones mexicanas.
Habrá numerosos escollos, como los de posibles, quizá ahora sí inevitables incrementos en combustibles y muchos más. Sin embargo, no se trata de aguar la fiesta, pero sí pensar y hacer conciencia que un feliz año tendrá que ser producto no de la fortuna ni de la suerte sino del esfuerzo, el trabajo y el buen ánimo de los jaliscienses y de todos los mexicanos.
Y a pesar de todo, reciban nuestros lectores todos los parabienes para el 2021 y el agradecimiento sincero por su paciencia y atención a estas letras.
Twitter: @MiguelZarateH
