Un repaso por algunas de las cintas que aparecieron hace medio siglo y que mantienen importancia y frescura.
En El conformista, Bernardo Bertolucci adapta la novela de Alberto Moravia para regalarnos toda una lección de lenguaje cinematográfico para contar la historia de un hombre que se integra a un partido fascista y recibe la encomienda de matar a un político en el exilio que fue su profesor; además, dirigió La estrategia de la araña, recurriendo a una narrativa fragmentada en la que en principio un hombre viaja a investigar las actividades políticas que llevaba a cabo su padre y, a partir de ahí, las líneas narrativas se bifurcan y confunden para crear un mosaico por desentrañar. Dirigida por el gran Vittorio De Sica, El jardín de los Finzi-Contini aborda el proceso de los judíos buscando sobrevivir y adaptarse ante el fascismo italiano.
En Tristana, Luis Buñuel retomó la novela de Benito Pérez Galdós para explorar las complejidades del control y abuso ante la orfandad y las implicaciones del enamoramiento como vehículo de independencia: Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero asumen este triángulo protagónico de luchas de poder en las relaciones personales. En La rodilla de Claire, Éric Rohmer explora la fragilidad de las decisiones en asuntos amorosos y cómo pueden trastocarse con una fascinación imprevista, mientras que Historia de amor de Arthur Hiller se convirtió en un clásico del drama romántico que hemos visto influenciar a múltiples filmes del género. David Lean compartió la prolongada La hija de Ryan con todo y romance prohibido,
Mi vida es mi vida (Five Easy Pieces) de Bob Rafelson, presenta a un Jack Nicholson encarnando con soltura a un explosivo y al mismo tiempo sensible trabajador de una refinería que viaja para reconciliarse con su padre, mientras que se va replanteando la relación con su novia. John Cassavetes siguió entre comedia y drama a tres hombres que viajan después de la muerte de un amigo, vía su filme Maridos, en tanto John Frankenheimer retrató un amor invadido de dilema moral en Yo vigilo el camino (I Walk the Line), con música de Johnny Cash. Los teutones Fengler y Fassbinder propusieron un análisis del hombre común que parece tener estabilidad en ¿Por qué corre amok el Sr. R?, duda que se va infiltrando conforme avanza el film.
Con base en la novela de Thomas Berger, Arthur Penn grabó Pequeño gran hombre con Dustin Hoffman y Faye Dunaway, poniéndole un dejo de desenfado al viejo oeste y rompiendo los estereotipos de algunos de sus personajes característicos, revisados también en Un hombre llamado caballo, con la icónica interpretación de Richard Harris y la dirección de Elliot Silverstein. El caso del niño encontrado en un bosque de Francia criado por lobos fue llevado a la pantalla por François Truffaut en El niño salvaje.
William Wyler filmó The Liberation of L. B. Jones, poderoso drama interracial que integra infidelidades y venganzas, en tanto Robert Altman entregó M*A*S*H comedia crítica y arriesgada acerca de la guerra de Vietnam que después generó una famosa serie televisiva. Dirigida por Franklin J. Shaffner y con guion coescrito por Coppola, Patton retoma con amplitud la figura del polémico general estadounidense durante la II Guerra mundial, interpretado con brío por George C. Scott: se trata de uno de los filmes biográficos más importantes que se han rodado. En este contexto bélico, Fleischer, Fukasaku y Masuda unieron esfuerzos para dirigir Tora! Tora! Tora!, sobre Pearl Harbor. Un hombre lucha por mantener a su familia después de perder su medio de subsistencia en Umut, película turca de Serif Gören y Yilmaz Güney, incluso emprendiendo una búsqueda de entrada imposible, aunque cargada de irrefrenable optimismo, mientras que Jorge Fons presentó El quelite, cual canción que impone sus recuerdos traumáticos en el momento más inoportuno y Alejandro Jodorowski realizó El topo, western surrealista de búsquedas místicas con toques sicodélicos y sicoanalíticos. Por su parte, Jerzy Skolimowski rodó Deep End, retrato trágico de un quinceañero obsesionado con el sexo. El realizador chino Tun Fei Mou presentó en The End of the Track a dos jóvenes amigos que practican atletismo hasta que uno muere, con las consecuencias del caso.
El documentalista Michael Wadleigh, con ayuda de los jóvenes Shoonmaker, Scorsese y Lucas, capturó el espíritu de la música popular de finales de los sesenta y sus significados en Woodstock, dando cuenta del concierto multitudinario más famoso de la historia del rock y anexas. En este tenor contracultural se presentaron la enlatada durante dos años Performance, realizada por Cammell y Roeg, Zabriskie Point de Michelangelo Antonioni y el documental Gimme Shelter, siguiendo en forma contextualizada a The Rolling Stones en la famosa gira de 1969 que terminó con la tragedia de Altamont.
El afamado director indio Satyajit Ray ideó y realizó Days and Nights in the Forest (Aranyer Din Ratri), retrato de las relaciones entre clases sociales y sexos, aprovechando el encuentro de algunas personas que vacacionas unos días en el campo; además, dirigió The Adversary (Pratidwandi), filme centrado en las dificultades de un joven para conseguir trabajo, insertado en un contexto familiar diverso. Jibo Theke Neya de Zahir Raihan es una crítica política sobre la tentación dictatorial en el este de Pakistán, hoy conocido como Bangladesh, incluyendo toques satíricos entre intrigas familiares y protestas sociales, mientras que La oreja (Ucho) de Karel Kachyna, retrata la realidad vigilada de la Checoslovaquia bajo el dominio de los soviéticos, a través de la mirada de un matrimonio en crisis.
El fulgurante sol del desierto (Beloe solntse pustyni), filme de la Unión Soviética realizado por Vladimir Motyl, sigue en tono aventurero a un ex soldado al final de la guerra civil que se une a un harem de un líder guerrillero. Dario Argento contribuyó con la hitchconiana El pájaro de las plumas de cristal, sobre un escritor estadounidense en Roma que se obsesiona con un asesino serial, en tanto que Investigación de un ciudadano sobre todo sospecha del italiano Elio Petri, se ubica en el cine detectivesco, aquí presentando a un jefe de la policía dejando pistas acerca del asesinato que él mismo cometió en contra de su amante, mientras que Jean-Pierre Melville integra un trío criminal en Le cercle rouge, creando atmósferas propias del cine noir.
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