La Ficción. El viajar a las estrellas es un deseo inmemorial de la humanidad perdido en el pasado de la especie humana. Los hombres han tenido siempre ansias de ir a lo desconocido, de explorar nuevos lugares, de navegar mares infinitos, de posarse en la Luna; muy posiblemente los pintores de las cuevas de Altamira soñaban con ir a las estrellas.
El llamado del espacio ha inspirado mitos religiosos y ficciones literarias mucho antes de iniciar las investigaciones científicas y tecnológicas, muchos pensadores, de diversos pueblos y épocas diferentes, han cultivado este género literario que ha terminado por llamarse: ciencia-ficción.
La historia literaria según la evidencia que ha llegado hasta nosotros, comienza con Luciano de Samosata (Escritor Sirio, de la actual Turquía), Luciano era un irónico que utiliza una maravillosa ficción con fines alegóricos, está más cercano a la ciencia-ficción en su obra La Historia verdadera, donde narra, que movido por el “deseo de lo nuevo” y por el conocimiento, fleta un navío, franquea las columnas de Hércules, pone proa hacia el oeste y… alcanza la Luna.
Pero lo especial para él no es el viaje; es la exploración de nuevos lugares donde todo es extraordinario. Y él nos advierte “Yo escribo sobre lugares que jamás he visto”, pero añade una pirueta: “Si no quieres creerme, cuando estés allí, me creerás”.
La historia verdadera, traducida al latín en 1475, debió inspirar a Ariosto que, en su Orlando furioso, nos cuenta su visión de un viaje a la Luna. En la misma época, Rabelais, al final de Pantagruel, anuncia un viaje de su héroe a la Luna. En El Sueño, obra póstuma, publicada en 1634, Kepler, seguidor de la teoría heliocéntrica de Copérnico, describe los cielos como aparecerían a un observador situado en la Luna. La influencia de Luciano está más marcada en The Man in the Moon, de Francis Gedwin, donde el viajero alcanza su objetivo, algunas situaciones están inspiradas en las leyes de la gravedad: entre Tierra y la Luna, se encuentran sus héroes en estado de ingravidez; los “de la Luna” no debían saltar demasiado alto, pues en este caso no volvían.
Pero la cúspide del género es L’ Autre Monde (1957) de Cyrano de Bergenac –la maquina voladora esta provista de una batería de cohetes.
Hasta aquí el astro visitado es la Luna, todo cambia con Fontenelle y sus Entretiens sur la pluralite des mondes (1686), de aquí saca Voltaire la idea de su Micromegas (1752), donde el primer visitante extraterrestre llega a la Tierra. El viaje cambia de sentido.
En el S XIX, los progresos de la astronomía la ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados, a mediados de siglo le llega la hora a Julio Verne, que abordara el tema del espacio con De la Tierra a la Luna (1865) y Alrededor de la Luna (1870). La era de la ciencia-ficción había comenzado.
La realidad: El 16 de julio de 1969, el cohete Saturno V que transportaba al Apolo-11 dejó Cabo Kennedy, cuatro días después, el modulo lunar Eagle con Amstrong y Aldrin a bordo se posó sobre la Luna.