¿En qué área de tu vida quisieras hacer un cambio? Fue la pregunta que se le hiciera a más de 500 mujeres cuando la investigadora María Marín recopilaba información para su libro: “Secretos de la mujer segura”. Las respuestas fueron variadas.
Algunas damas deseaban cambiar de profesión o empleo, muchas anhelaban un cambio en su vida sentimental, mientras que algunas querían perder peso y modificar su apariencia física.
Lo sorprendente de la investigación fue que, independientemente del cambio que buscaban, todas coincidieron en la razón por la cual no se atrevían a hacerlo: “Este no es el mejor momento”.
Así, las que querían cambiar de trabajo dijeron que “no era el mejor momento” debido a la economía del país.
Aquellas que intentaban dejar una mala relación amorosa también indicaron que “no era el mejor momento” porque no estaban listas para estar solas.
Las que deseaban adelgazar expresaron que esperarían a que pasaran las fiestas navideñas y entonces cumplirían su objetivo para el año nuevo porque definitivamente noviembre “no era el mejor momento” para comenzar una dieta.
Al parecer “No es el mejor momento” es la excusa que se usa para esconder el miedo que se tiene a cambiar. En el fondo las mujeres encuestadas no confían en que pueden hacerlo, quisieran la garantía de que les aguarda un futuro brillante sin ninguna complicación o inconveniente.
No existe garantía sobre el futuro, ni la seguridad de que precisamente cuando se deja una relación, se cambia de empleo o se inicia un cambio en los hábitos personales pudiera ser mejor y sin obstáculos el futuro.
¿En realidad creemos que llegará un momento en el que no habrá ningún obstáculo en nuestro camino?
Esperar ese momento es lo mismo que aguardar a que todos los planetas se alineen.
Podemos esperarlo… ¡pero esto sucede una vez cada mil años! Pero lo que sí está claro es que “si esperamos a que nuestras inseguridades desaparezcan para hacer lo que queremos hacer, probablemente esperaremos para siempre.
Únicamente cuando se comienza a actuar, el miedo empezará a desvanecerse.
Quizá el temor al cambio se deba más bien a que no confiamos en nosotros mismos, que tenemos un gran potencial y que tenemos el poder de hacer cambios que mejoren la calidad de nuestra vida.
“¡El mejor momento para hacerlo es hoy!” Como recomienda María Marín… Y creo que tiene razón.