Las autoridades de Hidalgo alertaron ayer a la población por el alza en contagios de covid, y por la noche todavía parecía que a muchos no les llegó bien el mensaje.
En la víspera de la llegada de los Reyes Magos, la policía tuvo que recorrer calles de diversas colonias con el fin de invitar al cierre de comercios no esenciales y a que no se realizara la venta de juguetes o instalación de tianguis, no por el factor comercial, sino para evitar la aglomeración de personas.
Las filas de personas en Pachuca en espera de conseguir oxígeno y la estancia afuera de los hospitales ya son más que una alerta para los hidalguenses, sin embargo las actividades comerciales, laborales y de las personas que viven al día no pueden detenerse del todo.
La principal recomendación sigue siendo el uso del cubrebocas en todo momento y evitar acudir a centros comerciales y supermercados a menos de que sea necesario y sin acompañantes. Por desgracia se sigue observando en las fotos de medios de comunicación y redes sociales a menores y adultos mayores en compañía de sus padres o de familiares, quienes evidentemente los llevan porque no pueden dejarlos solos, pero que de no salir se podría evitar una propagación mayor del virus, así como el riesgo de contraerlo.
El golpe al sector comercial vuelve en muchos sentidos, pero habrá que preguntarse ¿vale más un buen día de ventas que la salud?, las respuestas son debatibles y más en nuestro actual entorno donde se requiere de mejorar el ingreso para poder elevar la calidad de vida, opción que hoy es la más lejana de todas, más que el acceso a la propia vacuna. La emergencia es real y por ende la psicosis comienza a tomar presa a parte de la población, mientras que la otra parte continúa sus actividades y algunos más hacen como si no ocurriera nada. Por mientras, durante tres semanas más las medidas continuarán en semáforo rojo.
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