En este inicio de año he platicado con algunos empresarios sobre cómo implementar acciones para definir un plan de trabajo viable. Una de mis preguntas iniciales es cómo piensan empatar las expectativas del negocio con las de sus trabajadores.
Y es que suele ser que las expectativas de un empleado respecto al fruto de su trabajo sean diferentes a las del dueño del negocio con relación al desempeño de sus colaboradores. En todo caso, es claro que lo que ambas partes logren permitirá el desarrollo de la organización; pero si no hay coincidencias se abrirá una brecha que será complicado cerrar.
En 1964, Victor Vroom, profesor canadiense de psicología, desarrolló la Teoría de la Expectativa con la que explica el factor motivación de los trabajadores. Formada por tres factores (expectativa, valencia e instrumentalidad), Vroom destaca que el trabajador estará más animado a realizar sus tareas si le queda claro que invirtiendo “X” esfuerzo, y contando con los recursos necesarios, obtendrá “X” resultados y estos serán apreciados por la empresa.
Por ello es crucial que la organización clarifique cuál es la estructura con la que cuenta para avanzar en los próximos meses. Se trata de construir la relación laboral sobre bases firmes de confianza, disminuyendo la incertidumbre y arrojando luz en la ruta que se ha de seguir.
Y para que esta relación produzca los beneficios esperados, te recomiendo construir una plataforma de comunicación organizacional ágil y efectiva, que permita a todos los integrantes (re)conocer lo que se va logrando y consolidar la sensación de “vamos bien”.
Motivación = Expectativa x Instrumentalidad x Valencia
Copia esta fórmula, pégala en tu escritorio o tu pared, y trabaja en que todas sus partes tengan sentido práctico en tu empresa. Éxito en este nuevo año.