Por mucho que se lleve el escudo en el corazón, casi ningún aficionado santista esperaba tal inicio de torneo. 15 días bastaron para que el contexto se modificara de manera sustancial.
Hace quince días la afición estaba al borde del colapso, anclada en sensaciones de fatalismo.
Hoy la situación es otra y por lo menos en el club Santos parece que ya llegó la primavera: es como si este gélido invierno que nos ha traído casi 3 semanas de muy bajas temperaturas nos diera un respiro a través del calor que el Santos nos ha hecho sentir al ver sus dos primeros partidos del torneo.
Eso se agradece.
El pasado torneo el Santos fue un equipo de altibajos… pero de bajos muy bajos y altos muy altos.
Nos dio grandes actuaciones como ante León, Toluca o Monterrey. Pero también nos presentó partidos para el bostezo como ante San Luis, Atlas o Tigres.
Ese fue el extremismo del Santos en el pasado torneo. Para este nuevo inicio de competición se ha embolsado 6 puntos de 6 y bien merecidos.
Después de ver al Cruz Azul perder ante el Puebla (un buen Puebla) uno podría haberse visto tentado a caer en la conclusión de que por eso el Santos los derrotó en la jornada 1:
porque no tienen idea de juego y traen un pésimo nivel.
Pero después de ver el partido ante Tigres se pueden sacar otras conclusiones y reflexiones.
El Santos, ante Tigres, demostró temple para saber soportar a un rival que desde el primer minuto se adueñó de la pelota y empezó a urdir su juego.
Ahí apareció la defensa santista para aguantar y, si esta fallaba, estuvo Acevedo para ser el salvador.
Acevedo en cada partido se agiganta más y nos regala atajadas de proporciones cada vez más altas.
Pasaba todo eso en el partido y cuando llegó el momento de la contraofensiva el Santos supo tener los argumentos necesarios para lograr lo que Tigres no pudo: lastimar y castigar al rival.
Cuando Tigres bajó la marcha y había que poner una chispa que cambiara el contexto aparecieron Valdés, Jeraldino, Aguirre y de nueva cuenta el caído del cielo, Otero.
El Santos actual es un equipo, a mi punto de vista, de obreros con carácter y compromiso: no dejan de luchar y, sabedores de sus limitaciones (porque las tienen) combinan muy bien el trabajo grupal sobre el campo y terminan siendo, efectivamente, un verdadero equipo donde todos van al auxilio del otro.
Esperemos que la racha positiva continúe.