Mientras casi todo México debate sobre las vacunas que ya llegaron, las que no van a llegar y las venideras, poco hemos escrito y comentado sobre ese sector de la población que ha decidido no vacunarse contra el covid-19.
Y no se trata de radicales contra la vacunación de cualquier tipo, sino de mujeres y hombres que han decidido libremente, sin hacer mucha alharaca, no aplicarse la inyección contra el covid-19 cuando tengan oportunidad de hacerlo.
En ese grupo hay mujeres y hombres pensantes. A muchos los conozco muy bien, y por ello me sorprende un poco su manera de pensar. Y como vivimos en un país de libertades (otro día discutiremos si hay libertad suficiente o no), pues no me queda más que respetar lo que decida cada quien.
¿Por qué no se vacunarán? La mayoría lo hace simple y llanamente porque no confían en un producto médico nuevo. A quienes les pregunto sus motivos me dicen que prefieren esperar meses, o años incluso, para estar seguros de que las vacunas no les causarán daños en la salud. Les parece que un producto que se desarrolló en menos de doce meses no puede ser confiable. Que otros sean los conejillos de indias, aseguran palabras más, palabras menos.
No se trata en este caso de desconfianza al gobierno, o a las empresas farmacéuticas en general. Es más bien un miedo a lo desconocido. No se sienten tranquilos o seguros de introducir elementos ajenos a su cuerpo, pese a que todos fueron vacunados de pequeños contra las enfermedades habituales. Las vacunas contra sarampión, tétanos o poliomielitis no les asustan porque ya tiene decenios siendo aplicadas. Pero las nuevas, nomás no les convencen, y a como lo veo, no les convencerán por un buen par de años al menos.
Por fortuna para todos la decisión de aplicarse la vacuna contra el covid-19 es opcional. A nadie se le vacunará a fuerza, y a nadie se le castigará por ello. Lo que podría ocurrir, en todo caso, es que en un futuro se establezca una cartilla internacional de covid-19, con registro de vacunas y de contagios. Tal vez eso les afecte. Pero eso ya es una historia a futuro.
Y usted, ¿conoce a alguien con pocas o nulas ganas de vacunarse?
Twitter: @baezamanuel