Sí, cuatro años largos, que se fueron como agua, cuatro años que parecían una eternidad y en los que el mundo observaba cómo una de las naciones más poderosas del mundo era conducida por un excéntrico líder que será recordado tal vez como el peor presidente de la historia.
Un presidente que se atrevió a polarizar al país con sus discursos beligerantes logrando que una parte de la nación que gobernó se encendiera creyendo el discurso mentiroso del fraude electoral. Un presidente que se atrevió a mentir sobre el coronavirus, a asegurar que el virus era equivalente a la gripe, o que la pandemia estaba controlada.
Trump aseguró que los ciudadanos estadounidenses no tenían que cambiar mucho sus hábitos normales llevando al país a uno de los peores desastres sanitarios de la historia norteamericana, me recuerda mucho a un “abrácense y salgan” que escuché. Las malas decisiones también matan y hoy Estados Unidos es uno de los países con el mayor número de muertes.
La megalomanía de Trump, me hace pensar que espera ser recordado como un héroe, como el presidente que logró sentarse con el líder coreano Kim Yong-un, un hombre que hizo promesas a diestra y siniestra y que cada vez que tenía oportunidad mentía pues sus datos eran otros que los que le plantaba la realidad.
Trump no es más que el sinónimo del hartazgo de millones de estadounidenses que lo único que querían era darle un castigo a los gobernantes en turno, sin saber que el castigo sería para ellos mismos con un liderazgo tan pobre y lleno de odio.
¡Y faltan cuatro años! era el pensamiento que surcaba por la mente de muchos de nosotros el día que rindió protesta como presidente de los Estados Unidos, al final los cuatro años pasaron volando y su mandato terminará como el mal chiste que fue, desaprovechando la gran oportunidad de trascender. Pero aún existe el peligro que hay personas que le siguen y están dispuestas a todo por él, por lo que el peligro que representa no morirá con su mandato.
El espejo en México es muy claro, aprendamos del vecino que mañana regresa a la sana normalidad, en cuanto a política se refiere. Aquí también faltan cuatro años…