Tengan tantita abuela, parece que no hay actividad humana que el mismo ser humano no se encargue de pudrir como es en este momento la comercialización de oxígeno para pacientes con covid donde la necesidad de una buena parte de la población para adquirir este insumo los ha llevado a ser víctimas de verdaderos delincuentes.
Está el por ejemplo el caso en León, Guanajuato, de Carmen Torres quien desesperadamente buscaba un tanque de oxígeno medicinal para su madre, una paciente afectada por covid, resulta que un vivales vio la oportunidad de su vida para deshacerse de un tanque y se lo vendió en 6 mil pesos, lo que es un crimen es que lo que le vendieron a Carmen fue un tanque de helio de los utilizados en la feria para inflar globos.
En otro caso un hombre armado ingresó al Hospital General de Zona Número Tres del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicado en Navojoa, Sinaloa, y robó equipo médico, como tanques de oxígeno que se utiliza en áreas covid.
Apenas antier después de una persecución contra dos sujetos que habían robado un camión con 44 tanques de oxígeno y llevaban secuestrado al chofer de la unidad fueron detenidos y los depósitos del gas recuperados en la comunidad de San Antonio Xautenco, municipio de Tultepec.
Por si fuera poco debido al aumento de quejas y denuncias por abuso en los precios de venta y renta de insumos para covid, diputados y senadores de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión demandaron a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que vigile permanentemente los establecimientos que comercializan oxígeno medicinal y, de ser el caso, aplicar sanciones a quien lo venda con sobreprecio.
Tal es el problema por ejemplo que en el Congreso de la Ciudad de México ya hay quien propuso una reforma al Código Penal, para sancionar hasta con 7 años de prisión a quienes lucren con tanques de oxígeno.
Y luego nos preguntamos… ¿por qué estamos como estamos?
