Todo es una simulación, México sigue siendo un país en donde los actos de corrupción solo se castigan en personajes menores, sabedores en el poder que todos son intocables independientemente del partido en el que militen, la clase política es intocable o apenas si se toca con un roce cuando se trata de castigar posibles actos de corrupción donde se malversó o se hizo uso indebido del recurso.
Ayer con una timidez que sorprende, la Secretaría de la Función Pública dio a conocer que fue inhabilitado Alfredo Castillo para ocupar un cargo público en los próximos 10 años, uno de los hombres más cercanos al ex presidente Enrique Peña Nieto, a quien igual lo tuvo de procurador en el Estado de México, que de mediador para la paz en Michoacán, que titular del deporte mexicano, múltiples funciones en donde siempre hubo una acción cuestionable.
Castillo supuestamente ocultó patrimonio hasta por 18 millones de pesos (¿sólo eso?) bueno al menos eso fue lo que detectó el órgano de control por lo que por diez años no podrá ocupar un cargo público. Claro que si dividimos la cantidad de dinero no reportado estamos hablando que tiene en la bolsa 1.8 millones de pesos por años para gastar, extra porque suponemos que de algo debe estar viviendo el ex funcionario.
Sorprende que pese a ello no se anunció, o al menos no se conoce ninguna investigación judicial paralela que indague en la procedencia de ese dinero, tampoco sabemos si Castillo mintió en su declaración patrimonial y mientras gozará de la libertad que concede el verse fuera de estos supuestos sin ser molestado pues no hay nada más allá que un ligero empujoncito contra el funcionario.
Si a esto sumamos que no hay nada contra Lozoya, su gente, ex funcionarios que participaron en la Estafa Maestra (Rosario no cuenta porque ella es considerada enemiga del sistema) y mil casos más vemos que el combate a la corrupción es mero pan y circo para entretener al pueblo bueno.