Esta década es la decisiva en la historia de nuestra especie
Christina Figueras, costarricense y arquitecta de los Acuerdos de París
En este ejercicio mensual de reflexión sobre cómo podemos seguir adelante a escalas local y global con la mirada puesta no en la coyuntura, sino en asuntos de mayor trascendencia, hay tres temas fundamentales en la construcción de un futuro más equitativo y sustentable para nuestra especie: la democracia, la cooperación global y el combate al cambio climático.
Empezaré con un fenómeno que surge en la conciencia colectiva apenas hace 25 años y ahora es de los temas más urgentes que enfrentamos: el cambio climático. No es un problema que toca a generaciones del futuro distante enfrentar, sino un reto que nos toca a nosotros resolver. La meta global que establecieron los 197 países signatarios de los Acuerdos de París es evitar que el calentamiento de la atmósfera rebase los 1.5 grados centígrados y quedar lo más lejos posible del aumento de los dos grados. La cifra de dos grados suena insignificante, como una temperatura corporal leve, pero para el planeta implica eventos calamitosos como huracanes, sequías, inundaciones, más pandemias y la condena de millones de especies a la extinción.
Tenemos tan solo 10 años, un parpadeo en la vida del planeta, para disminuir en 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente de CO2 y metano) para poder asegurar nuestra continuidad como especie. La Tierra seguirá a flote, la pregunta abierta es si los Homo sapiens estarán incluidos en el plan de navegación.
Para evitar escribir el fin de nuestra historia, tenemos que editar radicalmente nuestro guion. Esto implica cambiar nuestros hábitos personales de transporte urbano, de consumo y de viajes, así como involucrarnos en la lucha desde la sociedad civil y exigir al gobierno la creación de políticas públicas para abatir el cambio climático, como una regulación eficaz para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
México es un país altamente vulnerable al cambio climático a la vez que es un país con claras ventajas comparativas para aumentar la producción y uso de energías renovables. Por lo mismo, sorprende la decisión de seguir desarrollando hidrocarburos como la fuente principal de energía. En teoría, este país tiene la meta de producir 35 por ciento de su energía a través de fuentes limpias –sol, viento, agua, biomasa o geotérmica– para 2024 y 43 por ciento para 2030, pero no hay una estrategia clara para lograrlo. Más bien estamos caminando en la dirección opuesta.
El regreso de EU a los Acuerdos de París es una excelente noticia. Ojalá el gobierno de México esté dispuesto a trabajar de la mano con los vecinos del norte, Canadá incluido, para cumplir con los compromisos regionales acordados en 2016, como la reducción de emisiones de metano del sector de gas y petróleo en 40, 45 por ciento para 2025.
No es cuestión de escoger entre el desarrollo económico y el medio ambiente, porque no habrá economía sin planeta habitable. Hay muchas opciones para crear modelos económicos basados en nuevos hábitos y tecnologías –planeación urbana que reduce la huella de carbono, captación de gases de metano de los basureros para su reuso, mayor consumo de proteínas vegetales, entre muchos otros–, pero se requiere asumir la voluntad de trabajar en equipo a niveles local, nacional y transfronterizo.
¿Qué factores van en nuestra contra como especie? La terquedad, nuestra resistencia al cambio y la complejidad de coordinar esfuerzos a nivel global. Lamentablemente, y gracias en gran parte al populismo global, hemos sido testigos del debilitamiento de las instituciones internacionales justo cuando enfrentamos nuestro mayor reto como especie. Pero este desafío no obedece fronteras y requiere de una respuesta planetaria.
La creatividad que también caracteriza al ser humano puede ayudarnos a evitar una catástrofe si adoptamos una postura de optimismo activa. Esto implica ajustar nuestros hábitos personales y también exigir como ciudadanos que el cambio climático sea una prioridad del gobierno. Lo que muchos se resisten a aceptar es que la zona de confort ya no es opcional, porque simple y sencillamente ya no es viable.
* Analista política y fundadora de Agil( e ) Thought Leadership
@chilangagringa