Se cumplió un año de la pandemia en México y en Guanajuato con cifras terribles, ya que en el país se acumulan 194 mil 710 muertes y 10 mil 126 en el estado y muchas personas tienen prisa por recuperar la vida “normal” que el coronavirus les impide llevar.
Parece que los contagios se desaceleran en el país y en el estado. El semáforo de reactivación económica pasa a amarillo en Guanajuato y la gente se lanza a la calle como si nada pasara. Es claro que económicamente a la entidad le urge recuperar todo el terreno que perdió durante el 2020.
Numerosos eventos se vieron afectados como la suspensión de la fecha del Campeonato Mundial de Rallies, cuando justo en México se registró la última fecha puntuable antes de la suspensión.
La Feria de León era uno de los eventos que parecía que estaba muy lejos y que se podría salvar del impacto del coronavirus, pero no fue así. En México nunca se presentó una disminución de los contagios y se agravaron por las fiestas decembrinas, lo que terminó por afectar a la Feria de las Sonrisas. Aún tratan de salvarla con una fecha tentativa en el segundo semestre del año, pero es difícil.
Mientras tanto, abundan las historias en las redes sociales de los usuarios que se marcharon a la playa, a disfrutar de unos días de asueto, luego del encierro y las clases en línea que han impactado a los niños y los jóvenes.
El calor ya trae el periodo de vacaciones de Semana Santa y muchos ya se alistan para dejar su encierro para dirigirse a las playas en busca de descanso.
Lo malo es que, como sucedió en diciembre, las aglomeraciones se presentarán lo que generará un ambiente propicio para la propagación del virus.
Esto a pesar de que la vacunación ya comenzó en Guanajuato, pero a cuentagotas. Las escasas dosis que consigue el Gobierno Federal las distribuye en algunos municipios de la entidad, lo que provoca largas colas y desorganización como ha ocurrido en Silao y en San Francisco del Rincón.
Todavía el Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que confía en que Estados Unidos ayude a México a obtener vacunas para acelerar la inoculación de los ciudadanos. La diferencia en la velocidad de las campañas en ambos países es abismal.
Además acá entra otro factor, como es la politización de la aplicación de las diferentes vacunas que llegan al país. No deja de asombrar la presencia de los siervos de la nación levantando información de los adultos mayores que acuden para recibir la dosis que les corresponde por derecho.
Hay esperanza, pero seguimos viendo lo absurdo.