Los excesos, la corrupción y la impunidad, aunados a condiciones de vida donde domina la falta de oportunidades, la nula movilidad social, la desigualdad y la pobreza sembraron en los mexicanos resentimiento y desconfianza.
Desconfianza no solo de la política; peor aún, de todas las instituciones. Hoy, si una persona que entre sus cualidades políticas más valoradas tiene una percepción de cercanía con la gente, de honradez y de preocupación por los más desprotegidos, como lo es el Presidente, y señala una mala actuación de organismos autónomos o del Poder Judicial, la base social lo cree, sin importar argumentos.
Es el enojo con el pasado, el principal motor de este gobierno y cada vez la polarización social es mayor. En este panorama tenemos que agregar otras poderosas variables: la de los millones de apoyos sociales, la del reconocimiento constante al pueblo sabio y la de los símbolos.
No utilizar un avión presidencial, no utilizar ropa a la medida, desplazarse en un vehículo sencillo en comparación con las camionetas acostumbradas, haber desaparecido, al menos de manera evidente, al Estado Mayor Presidencial, cancelar el aeropuerto… ser un Presidente que trae 200 pesos en la cartera… son mensajes poderosos.
Sí, el enojo con el ayer puede más que 200 mil muertos en la pandemia. Sí, el enojo con el ayer puede más que un precio de la gasolina que hoy está por las nubes; puede más que la caída en la economía y el desempleo que la violencia.
No culpo para nada a quienes señalan y acusan todo lo que afectó a México y a su gente en el pasado, por el contrario, soy uno de ellos; pero si de algo estoy convencido es que no por eso podemos permitir que el país siga en esta ruta.
Las decisiones que tomemos hoy impactan nuestro mañana, nuestro futuro. Que no sea ese resentimiento que sentimos todos el detonante de un México todavía peor.
La concentración de poder actual y la percepción de aprobación pese a los malos resultados permiten que desde Palacio Nacional se afirme que si el Poder Judicial persiste en señalar que la Ley de la Industria Eléctrica es inconstitucional… se reformará la Constitución.
Más allá del tema debe preocuparnos la concentración. Decía Lord Acton: “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. _