sísifo es un personaje de la mitología griega, quien fue condenado a subir una pesada piedra por una montaña, y cuando está a punto de llegar a la cima, la piedra cae para que nuevamente tenga que llevarla hacia arriba.
Esta historia yo la he visto todos los días de mi vida, es la historia que vive la mayoría de las personas.
Salimos temprano a mover una piedra, buscando mejor calidad de vida, pero las estadísticas muestran que esa piedra al final del día vuelve a caer. Al día siguiente pasa lo mismo.
He visto a la gente que me rodea salir a mover esa piedra; hoy, como millones de mexicanos, yo también salgo a trabajar de día para llegar por la madrugada.
Es cierto, la piedra es de diferentes tamaños, pero la rutina es la misma.
La desigualdad ha llegado a un punto lacerante y me pregunto: ¿es esta la vida que debemos vivir? ¿Sin movilidad social pese al esfuerzo?
El día de ayer, me detuve a comer en un puesto de tacos, se me acercó una persona a venderme dulces. Le agradecí, no contaba con un peso de efectivo.
De inmediato me dijo: “¿me das ese taco con salsa?” Antes de que pudiera decirle sí, su mano estaba en el taco.
Mi primer pensamiento fue de molestia por la actitud y la invasión a mi espacio; el segundo fue de indignación por el México en el que vivimos.
Esa persona se arriesgó a que me molestara y reaccionara; era más grande su hambre. Las personas que trabajan en el lugar se me quedaron viendo, esperando una señal para pedirle que se retirara, cosa que desde luego no ocurrió.
Desde ayer no puedo olvidar ese momento. ¿Cuántas malas acciones se tuvieron que conjuntar en el gobierno y en la sociedad para que tanta gente hoy no pueda adquirir sus alimentos?
Ojo, no estoy hablando de un vehículo o una casa, estoy hablando de comida. Hemos normalizado estas situaciones; deben indignarnos y darnos coraje.
Y todavía hay políticos retrógradas que creen que es bueno que el pueblo tenga hambre para darles un apoyo, comprarles el voto o retenerles la credencial de elector a cambio de unos cuantos pesos.
Nuestra falla como sociedad está prácticamente en cada semáforo: ahí hay niños, jóvenes, mujeres, adultos, personas con discapacidad y personas de la tercera edad, en situación de calle, de abandono total. _